¿Cómo gestionar la venta de su vivienda tras un proceso de divorcio?

Indudablemente, el divorcio representa un cambio trascendental en la vida de una pareja, no solo en el ámbito personal, sino también en lo patrimonial. La venta de la vivienda unifamiliar se convierte en una decisión clave que requiere planificación, acuerdos claros y un enfoque profesional.

Por tal motivo, en este nuevo artículo encontrará la guía definitiva para abordar la venta de su vivienda tras un divorcio, asegurando que el proceso sea justo, eficiente y transparente.

El régimen matrimonial como base para la gestión

El régimen económico matrimonial determina cómo se gestionarán los bienes tras el divorcio. Es fundamental comprender las características de cada sistema para proceder con la venta de forma adecuada.

• Régimen de gananciales

En este régimen, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio se consideran comunes, salvo que uno de los cónyuges demuestre que un bien es privativo.

La vivienda unifamiliar – si se considera bien común – deberá dividirse al 50% y la venta solo podrá gestionarse tras la disolución de la sociedad de gananciales.

• Régimen de separación de bienes

Este sistema determina que cada cónyuge conserva la titularidad de los bienes que figuren a su nombre. Si la vivienda es compartida, su valor se repartirá en función de la contribución de cada parte.

Se trata de un régimen que permite una gestión más ágil, pues no depende de la disolución de una sociedad patrimonial.

• Régimen de participación

En este caso, cada cónyuge conserva su autonomía patrimonial durante el matrimonio, pero tras el divorcio, los bienes adquiridos se dividirán como en el régimen de gananciales.

Este modelo exige una valoración detallada de los derechos de cada parte antes de proceder con la venta.

Aspectos legales y financieros que pueden influir en el proceso

La venta de un inmueble tras un divorcio no solo depende del régimen matrimonial, sino también de otros aspectos legales y financieros que pueden influir significativamente en el proceso.

¿Cuáles?

• Bienestar de los hijos menores: si hay hijos menores de edad involucrados, su protección será prioritaria. Aunque la venta de la vivienda es posible, requerirá autorización judicial para garantizar que las condiciones de vida de los menores no se vean afectadas.

• Vivienda hipotecada: cuando el inmueble está sujeto a una hipoteca, se puede vender a un tercero. Los ingresos se destinarán a cancelar el préstamo pendiente y, si queda algún excedente tras la liquidación de la deuda, se repartirá entre los excónyuges según el régimen o los acuerdos pactados.

• Situación de las parejas de hecho: las parejas de hecho registradas tienen derechos similares a los matrimonios en ciertos aspectos, aunque la gestión de la venta puede ser más compleja. Al ser copropietarios de la vivienda, ambos deberán dar su consentimiento para proceder con la operación. En ausencia de acuerdo, se requerirá la intervención de un mediador o una resolución judicial.

¿Qué sucede si no hay acuerdo?

Cuando no existe consenso entre las partes, el proceso puede complicarse.

En estos casos, un juez podrá ordenar la venta de la vivienda mediante una subasta pública. Este método – aunque resuelve el conflicto – suele ser menos beneficioso, ya que el precio de venta puede disminuir entre un 20% y un 30% respecto al valor de mercado.

Pasos para una gestión profesional de la venta de una vivienda tras un divorcio

Para evitar situaciones como la mencionada anteriormente, se recomienda seguir estos pasos:

- Determinar la titularidad de la propiedad: verificar quién figura como propietario en el Registro de la Propiedad y confirmar la naturaleza del bien (privativo o compartido).

- Analizar las implicaciones fiscales: evaluar impuestos como la plusvalía municipal y las ganancias patrimoniales para calcular el beneficio neto.

- Acordar las condiciones de venta: establecer el precio de venta, los plazos y el reparto de los beneficios obtenidos.

- Formalizar los acuerdos: documentar las decisiones y acuerdos para evitar futuros malentendidos.

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